Llevo 200 años sin escribir una reseña y no sé muy bien qué va a pasar, pero aquí tenéis mi reseña de Binti, de Nnedi Okorafor (Leed su página en Crononauta porque, otra cosa no, pero premios ha ganado la señora), una de las mejores lecturas de este año.
Este libro lo recibí gracias a un sorteo que hicieron las personas maravillosas del podcast de Lumak (id a escucharles y a seguirles en Twitter), y era un libro al que tenía ganas casi desde salida, pero entre unas cosas y otras no lo había adquirido. Así que, de nuevo, muchas gracias a Lumak y a la editorial por permitirme leerlo.
Hace poco me di cuenta de que no ponía nunca la sinopsis de los libros (es algo que yo no suelo leer), pero, oye, es bueno cambiar.
Su nombre es Binti, y es la primera de los himba a la que se le ha ofrecido una plaza en Oomza Uni: la mejor institución de enseñanza superior de la galaxia. Aceptar esta oferta significará abandonar su casa, su familia y viajar a través de las estrellas entre extraños que no comparten su forma de ser ni respetan sus costumbres.
Lo que Binti no sabe es que el conocimiento le costará caro. Una sanguinaria raza alienígena, las medusas, amenazan su viaje y, para poder sobrevivir, necesitará la ayuda de su pueblo y de la sabiduría contenida en la Universidad.
Quiero empezar esta reseña con una afirmación categórica: la ciencia ficción es política. La literatura en general es política, de una forma u otra, pero lo es. Star Wars nos habla de la esperanza y de la lucha contra el imperialismo, Hijos del exilio nos habla de refugiados de guerra... Y podría continuar con múltiples novelas que han planteado la posibilidad de un futuro mejor (o peor). En Librujula ya han hablado de esto de forma mucho más expandida, yo quiero remarcarlo de nuevo: la ciencia ficción es política. Desde sus orígenes.
Y Binti no se escapa de ello (ni lo pretende). Y se ve de forma clara en toda la novela y en los temas que presenta.
LOS TEMAS DE BINTI: IDENTIDAD, RACIALIDAD Y GÉNERO
Lo político en Binti no se escapa, como decía. La identidad es uno de los principales focos que presenta la autora: una mujer himba que ha decidido que quiere estudiar en la universidad, enfrentándose a todo lo que su tribu espera de ella y revelándose ante todo lo que ha sido. Porque los himbas no viajan en Binti, son fijos a su tierra. La identidad de Binti (la protagonista) se ve forjada a través de esta etnicidad, el respeto a lo que y los que han sido antes que ella, a su género (algo menos visible en la novela, pero también presente), y a su propio ser e intereses, por supuesto.
En cuanto a la etnicidad, a la que avanza la novela nos damos cuenta de forma rápida que se va a tener que enfrentar al racismo de forma constante y permanente y por personas de muy diferente tipo: desde un segurata que cuando quiere salir examinó su astrolabio (un aparato que en este mundo sirve un poco de todo: teléfono, documento de identidad...), una mujer se aparta de ella haciendo como si oliese algo apestoso, los que serán sus futuros compañeros en la universidad muestran claros comportamientos de racismo... Binti tendrá que enfrentarse a un doble mundo: el sentido de pertenencia a una tribu que, aunque ama y no se separa de ella en cuanto a su propio ser, le impide desarrollarse como quiere; y contra un mundo que la ataca y repele por el hecho de ser.
LA CONDICIÓN HUMANA Y LA IDEALIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD
Un eje de esperanza que se presenta durante todo este viaje interestelar es la Universidad y esto es algo que me ha chocado. ¿Por qué? Bueno, cualquier persona que haya pisado una encontrará de forma rápida que poco tiene que ver con el mundo ideal de justicia que se nos presenta. Durante todo el relato se nos presenta que el ser humano no es bueno, tiene una imagen, en cierto modo, hasta pesimista: «Así son las personas, sean de donde sean» (P. 91). Este «así son las personas» incluye racismo, incluye clasismo, incluye egoísmo.
La universidad se presenta bajo una dualidad que, en principio es incongruente: han sido los detonantes del ataque de las Medusas al robar algo muy preciado para estas, han mirado a Binti como una extraña, como un ser que se presenta como «incivilizado»: «"Tribal": así llaman a los humanos pertenecientes a grupos étnicos demasiado remotos y "sin civilizar" como para mandar estudiantes a Oomza Uni con frecuencia (...). Para ellos era una humana exótica y fascinante» (p. 100); pero es también el foco de la razón y el saber, el único lugar donde hay personas que podrían valorarla por sus capacidades y conocimientos.
Imagino que esto partirá de una experiencia personal de la autora, pero ha sido un elemento que me ha sacado en momentos de la narración: esta idealización del profesorado universitario me ha parecido incluso chocante con el comportamiento que se le atribuye a los asistentes. Creo que también tiene que ver con mi propio desencanto con la universidad.
LA NARRACIÓN
La narración es sencilla y no tiene excesivas pretensiones, algo que nunca es negativo. Seguimos a Binti a través de su propia voz y pensamiento en una primera persona que, a priori, no tiene nada demasiado especial. Salvo la fuerza de sus palabras. Porque sí, Binti tiene una narradora con una gran fuerza en sus palabras, con capacidad de ahondar en los sentimientos y de dejarlos pasar como una mota de polvo que, aunque se puede ver, no llega a ser demasiado remarcada. Y su capacidad para hacer girar la trama.
Como he dicho, nunca leo las sinopsis porque me gusta partir sabiendo lo mínimo posible de los libros (aunque a veces me meta en wikipedia para ver qué sucede o me lea las páginas finales antes) hasta llegar a un punto en el que ya esté dentro de la historia. Quizá si hubiese leído la sinopsis no me habría impactado tanto el giro que se produce cuando las medusas llegan a la nave, pero me dejó con el culo tieso, hablando mal. Una maravilla.
El mundo que se nos presenta es una especie de África-Arabia Saudí futurista, aunque con la preservación de muchos de los elementos que hoy día podríamos encontrar. Hay naves espaciales increíbles y razas alienígenas, así como aparatos que, al menos yo, no entendemos durante buena parte de la novela, pero se preservan buena parte de los elementos que podríamos encontrar en el mundo actual, como son el racismo que ya he mencionado.
Los personajes presentados aparecen bien dibujados y la autora huye en ellos de presentarnos una visión maniquea del bien y de mal (que, con la trama, sería muy sencillo), sino que presentan toda una serie de marcas en grises que pretenden explicar la situación en la que se encuentran y sus motivaciones.
En conclusión, nos encontramos ante una novelette muy entretenida y recomendada, sobre todo para las personas que buscan leer una ciencia ficción que, aunque en la trama no se distancia demasiado ni presenta nada especialmente innovador, los elementos de culturas no presentes normalmente dan toda una nueva sensación. Muy recomendada.